Dos estudios analizan los beneficios (y los riesgos) del sexo en edad avanzada
Papuchi y Rona Keith, el premio Nobel Salman Rushdie y Olivia Wilde, Hugh Hefner y Crystal Harris o Donald y Melania Trump. El papel cuché está lleno de ejemplos de hombres de sienes blancas acompañados de mujeres mucho más jóvenes que ellos. No obstante, de los estudios que se han publicado sobre el sexo en la edad de oro —pocos en relación a la literatura que se acumula sobre el tema en la edad fértil—, sabemos que la ciencia está más del lado de parejas como la del presidente francés Emmanuel Macron y Brigitte Trogneux, Édith Piaf y su joven marido griego, Théo Sarapo, Joan Collins y el cubano Percy Gibson, 32 años más joven que ella, o Agatha Christie y el arqueólogo Max Mallowan.
El sexo es uno de los temas más abordados por revistas, y también por estudios, libros o encuestas, generalmente, eso sí, en personas en edad reproductiva o, al menos, en menores de 65 años. Y eso a pesar de que, como señala en su libro Sin Reglas (Capitán Swing) la psicóloga especializada en mujer y antigua catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Córdoba Anna Freixas, «el aumento espectacular de la esperanza de vida en el s. XX ha otorgado un espacio anteriormente jamás imaginado a la erótica en la madurez«.
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