La investigadora del Departamento de Enfermería II de la UPV/EHU Maider Ugartemendia Yerobi ha estudiado el efecto que la actividad física tiene en las personas mayores que viven en residencias de mayores, y han diseñado un programa de ejercicios multicomponente para trabajar la fuerza y el equilibrio.
Según los datos relativos al Estado y Euskadi, el 3,3% de la población anciana vive en residencias de mayores, lo que provoca un cambio en sus hábitos de vida. Esa serie de cambios en su modo de vida conlleva muchas veces que las personas realicen menos actividad física, algo que la investigadora de la UPV/EHU considera que «habría que evitar», ya que «la actividad física es muy importante a la hora de mantener un nivel de autonomía adecuado, así como la capacidad de las funciones fisiológicas».
“Se trata de un programa formado por ejercicios que trabajan principalmente la fuerza y el equilibrio, aunque la resistencia también se trabaja de forma indirecta. Todos los ejercicios se han diseñado a medida, es decir, adaptados a las capacidades de cada persona”, comenta Maider Ugartemendia. Al fin y al cabo, “este trabajo persigue —relata la investigadora— estudiar el efecto que un programa de ejercicios multicomponente tiene sobre el estado de salud y el estado afectivo de las personas residentes en estos centros”.
«En los casos en los que esos aspectos decaen, aparece la fragilidad, un síndrome multicausal caracterizado por la merma de la fuerza, la resistencia y las funciones fisiológicas», ha explicado Ugartemendia. Detrás de esta fragilidad se encuentra, en opinión experta, la «sarcopenia», es decir, la pérdida de masa muscular y fuerza, y se ha demostrado que «la sarcopenia tiende a empeorar como consecuencia de no trabajar los músculos».
Los beneficios de la actividad física
Según ha explicado, «en el análisis del efecto que tiene el programa de ejercicios en el estado de salud, se observaron cambios notables en la constitución física del grupo de intervención en comparación con el grupo control. Concretamente, los perímetros de la cintura y la cadera se vieron reducidos notablemente».
Asimismo, mediante resonancia magnética, constataron que algunos músculos «presentan un nivel menor de grasa en las personas que han realizado ejercicio físico, y, por tanto, que sus músculos son más fuertes».
La investigadora ha señalado que otro de los beneficios observados es que las extremidades superiores e inferiores de las personas que siguieron el programa de ejercicios «se vieron fortalecidas, a la vez que mostraron un paso más ligero».
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